Pero para entender el fenómeno sin caer en la visión de la fractura es necesario desprenderse de muchos elementos accesorios, pero que sin embargo nos parecen hoy insustituibles, de nuestra tradición cultural basada en el libro de papel. Cuesta trabajo aceptar, por difícil de imaginar, el paso del libro de papel al libro de arena. [...] Lo primero de todo será ver qué queremos decir cuando decimos “libro”.
Queremos significar:
el libro como soporte para vencer el tiempo y la distancia,
el libro como espacio de lectura,
el libro como artefacto para manejar un texto,
el libro como resultado de un acto de escritura,
el libro como una obra debida a un autor o a unos autores,
el libro como un texto en tus manos y para tus ojos.
Estas seis maneras de entender y de usar el libro, estas seis interpretaciones por las que decimos “libro”, van a ser nuestro hilo conductor para no perdernos en la metamorfosis del libro y conseguir reconocer el libro en un libro de arena, aunque en nada se parezca al libro de papel del que partimos.
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